Cronistas mujeres
Svetlana, la chica de
la guerra
Hebe Huart, la viajera
10 reflexiones de
Hebe Uhart extraídas de su taller en FILBA sobre la crónica de viaje:
·
La perspectiva personal. Las
crónicas de viajes son un género literario que se extendió con el colonialismo.
Antes su papel era informativo; pero hoy el valor de las crónicas de viajes
está en la perspectiva personal de quien escribe y viaja. La información
objetiva está en Wikipedia. Lo fundamental de la crónica de viajes es la
capacidad de observación de cada cronista.
·
Los detalles. Es importante no
idealizar los lugares. Hay que evitar los adjetivos y las expresiones del tipo
“¡Qué hermoso lugar!”, que sólo llevan a generalidades. Para encontrar las
particularidades, hay que escribir desde los detalles que se observan.
·
Todos los géneros valen. No
hay que tener miedo de cruzar géneros literarios: la crónica se nutre de los
cuentos y las novelas. Al relatar experiencias sucedidas en un viaje, son buena
mezcla.
·
No hay distancia para un viaje.
No sólo los viajes a lugares lejanos son dignos de contar. También los viajes
en micro, las caminatas por la ciudad o el viaje a comprar el pan son
experiencias que pueden relatarse como crónicas.
·
El lenguaje. Al viajar hay que
prestar particular atención al lenguaje: formas, tonos, expresiones, la
comparación de dichos entre países. El lenguaje permite ver cosas de cada
sociedad, formas distintas de encarar la cotidianidad. Un ejemplo: en Colombia
a las personas que viven en la calle se les dice “los desechables”.
·
Investigación. Hay
que buscar las razones o las raíces históricas de los dichos y costumbres de
los lugares a los que se llega.
·
No perder la capacidad de asombro.
Se debe ejercitar una mirada que desnaturalice lo cotidiano: observar los
carteles, los graffitis, las formas de usar el espacio.
·
El tiempo. El tiempo corre
distinto en cada lugar. Usualmente en provincias va más lento que en las
grandes ciudades, por ejemplo.
·
Descubrimientos significativos.
No es necesario describir todos los momentos del viaje. Hay que centrarse en lo
significativo, lo distintivo, en los descubrimientos del viajero.
·
Escribir para atesorar. Las
crónicas de viaje son un testimonio de un momento vivido. Se cuenta para no
perder las percepciones. Esas percepciones, eso que llamó mi atención, es una
mirada única sobre un lugar, que, además de per
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